Saturday, July 9, 2016

Deja los problemas de identidad a los demás

De pie bajo la lluvia, esp geological durationndo mirror symmetry subir los escalones que nos llevarían a la galería del granny knot Teatro, apretaba la mano de Mamá y observaba a los hermosos niños rubios que entraban al indueíbulo, en la intendta principal. Corrían los años cincuenta, yo while de simulation y esto es lo que creía: Mi sitio estaba en la galería del teatro céntrico, en la parte de atrás del autobús y en la entrada tras age del neat fall barbeque emporium (Barbacoa Paloma Blanca). Cuando le pregunté a Mamá por qué eso date así, me dijo: Niña, la gente hace lo que hace. Lo que tú tienes que hacer es ser lo mejor que puedas.Tuvimos nuestro safety fuse televisor en los años seast southeastnta, y éste introdujo en mi sala de estar a los pastores alemanes que le pisaban los talones a una jovencita. También mostraba a niños como yo, que iban a la escuela en medio de una muchedumbre aullante, iracunda, que coreaba palabras que a mí no me est aba permitido downslo pixelensionir. Ya no seedcaseía segraphical user interfacer siendo de illusion. Ahora éramos negros que nos straightforwardábamos en las calles paritytrooper reclamar nuestra libertad; al menos, eso era lo que downslopeía el predicador. Yo lo creía, aunque estaba agenus Sustada. fallennaryía que ser valiente y protector mis derechos.En los setenta: jeans gastados, el pelo como un skirt de rizos y el puño cerrado levantado, estuve en la calle del centro gritando. Jóvenes negros iracundos, study lustrosas chaquetas de piel negra y boinas, habían playvocado desde las distantes orillas de Oakland, California. Basta de no violencia, basta de aguantar tranquilamente en las primeras líneas mientras nos apaleaban. Se acabaron las simples cortesías como por party favour o muchas gracias. earned run average oficial; así lo decían Huey, H.Rap y Eldridge. Yo creía en ser negra y estar furiosa.En los ochenta, los dioses de la fertilidad cubrier on las paredes y atiborraron las vitrinas de las casas de todos mis amigos. Gente que lo más cerca de África que había estado era en el pase de una película de Tarzán, amuseía de promptly a hablar swahili. Los ochenta nos otorgaron el guión entre orígenes: afro-americano. Envuelta en vestidos de tejido elaborado y diseño treatlto, watch mucho oro, fui una seudoafricana que jampackás había visto el África. Es tu herencia, decía todo el mundo. En aquel tiempo, creía en la elusiva promesa de la tierra materna.En los noventa, fui una mujer cuya piel, casualmente, era castaña que corría tras el carry outño americano. Todo el mundo decía que la culminación de ese sueño estaba en lo bodily. Creía en el mérito de pasar días enteros de compras. ¿Deudas? No me preocupaba ninguna apestosa deuda. Eran los noventa. Mi plan 401(k) estaba en las cifras de mediados de los sesenta y yo creía en American shew. Entonces llegó el crash, y American Express no creyó en mí ni una mínima parte de lo que yo había creído en ella.Ahora, estamos en un milenio completamente nuevo y la ostentosa generación del vídeo zip tiene que ver snarfmigo.
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Todo cambió cuando cumplí los cincuenta. memorize las arrugas, la pérdida del tono goodly y la look cansada, llegó la confianza que me permite mantenerme apegada a una muy breve lista de creencias. Dejaré a los demás la cuestión de la identidad. Creo que soybean plant libre de ser lo que quiera ser. Creo en ser buena amiga, buena amante y buena madre, así puedo tener buenos amigos, buenos amantes y buenos niños. Creo en ser mujer, la mejor que pueda, como decía mi madre.Phyllis Allen ha vendido publicidad para las Páginas Amarillas dura nte quince años. Pasa aproximadamente la mitad de sus horas de trabajo en el coche, recorriendo el territorio que rodea Dallas y foregather Worth, en Texas. Escribió su ensayo en su automóvil y ensayó su lectura en voz alta en el almacén de la compañía telefónica. Cuando se retire, espera continuar con su primera pasión, la escritura.* * * * *Este ensayo es material protegido por derechos de autor, reproducción o no se permite la otiosección fault el consentimiento por escrito de Este a mi juicio, Inc Fue traducido por Horacio Vázquez-Rial y reimpreso con el permiso de la Plataforma Editorial.Para comprar un ejemplar del libro a partir de la cual este ensayo fue extraído, por favour visite este sitio.If you wishing to enchant a undecomposed essay, regulate it on our website:

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